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/Mundo cofrade/
Licor del peregrino ció tras la espicha el licor del Peregrino que
A Don Manuel Arroyo González, para quien con tanto éxito elaboran actualmente en to-
sus amigos, cofrades y discípulos, hemos so- das las fiestas en Cantabria y allí vimos, por
licitado el nombre de una calle en Santander. vez primera, las láminas de oro que junto a un
buen puñado de hierbas maceradas, daban
La tradición de ingerir partículas de oro debe color y sabor al exquisito licor de preparación
de ser vieja como el propio mundo, pues es- y elaboración similar a la queimada, pero, re-
critos cuentan, que ya en el antiguo Egipto fa- pito, con muchas hierbas aromáticas –dicen
bricaban panes que contenían tan preciado que un ciento- contando asimismo con tro-
metal en polvo, costumbre considerada co- zos de melocotón, plátanos, manzana, uvas
mo una ofrenda religiosa. Y lógicamente, no negras y uvas pasas.
era para menos. Este elixir no tendría mucho que ver, digo yo,
Este metal que no tiene sabor, ni olor y que se con el licor que tomaban los cántabros des-
utiliza principalmente como adorno en impor- pués de sus banquetes según escribió Cayo
tantes elaboraciones de la gastronomía actual, Plinio II, y cuya composición era tan secreta
bien en láminas o en polvo, está autorizado tan secreta, que como alguien divulgase su
como ingrediente comestible por la C.E.E. co- formula lo mandaban al otro mundo por so-
mo aditivo colorante con la referencia E-175 y plón.
se encuentra principalmente en tiendas espe- Así que la fórmula de esta pócima fue pasando
cializadas en productos seleccionados. hereditariamente y con gran reserva de gene-
Hace unos 18 años, coincidiendo con una ración en generación pero solamente mantu-
espicha que nos ofreció la entrañable fami- vieron la fórmula en algunos conventos, que
lia Riestra, propietarios del lagar que produce también la utilizaban para confortar al pere-
Sidra Muñiz en Tiñana, con motivo de dar la grino que caminaba hacia Santiago y hacía
bienvenida a los participantes en uno de los descanso en las hospederías cercanas a los
primeros capítulos de la Orden del Sabadiego, cenobios. Pero el licor, aunque conocido en
el ilustre bromatólogo cántabro y admirado esos últimos años del siglo pasado y no con
amigo Don Manuel Arroyo González, nos ofre- muchas referencias, no acababa de hacerse