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/Mundo cofrade/
Cofradía del Oricio,
porque el oricio es pura Mar
En los últimos años están proliferando por me- de la buena mesa-, que entusiastas del eri-
dio mundo las cofradías gastronómicas, siguien- zo de mar que en Asturias llamamos oriciu, y
do la estela de la francesa de Sant Etiénne, que ante la necesidad de perseverar por su exis-
fue creada en el s. XIV para rendir culto al vino y tencia, hecho este que algunos entendidos
que está considerada la primera de todas ellas. ponen en duda, se han reunido para aunar es-
Son un homenaje al placer de degustar un pro- fuerzos ante este equinodermo de sabor ex-
ducto específico, a poder ser de alta calidad o quisito, del que alguien dijo que concentraba
bien para rescatar algún producto en trance de todo el sabor de la mar y que es abundante
desaparición, tal y como asegura Carlos Martín en los bien batidos pedreros y acantilados del
Cosme, presidente de la federación que abarca Cantábrico, donde se crían en bañeras calizas
a las cofradías españolas. Para ello, se reúnen de colores inigualables, de consumo aprecia-
una serie de personas en torno a un determina- do tanto en Asturias como en el País Vasco o
do producto con la finalidad de conocerlo más en Cataluña. Dicen estos cofrades gijoneses
profundamente, degustarlo cuanto sea posible, que se unieron para “salvarlo de su desapari-
defenderlo, estudiar nuevas tendencias con él ción y difundir su sabor y propiedades culina-
como protagonista y promocionarlo, dando a rias por el resto del mundo” ¡Casi ná! que diría
conocer sus excelentes cualidades organolép- el castizo.
ticas que seguramente posee en abundancia, Los oricios hacen un perfecto maridaje con la
además de la sociabilidad y buena camarade- sidra y en estas fechas invernales o ya entrada
ría que se produce entre los miembros que la la primavera, adornan las barras de las sidrerías
forman. donde son imprescindibles, con sus púas bri-
En la Villa de Gijón fue fundada en el mes de llantes y olor especifico para ser degustados li-
marzo de 2010 una nueva cofradía compuesta geramente cocidos, incluso crudos, en revuelto,
por trece -¡buen número!- dinámicos amantes en paté, en salsas, etc.
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